Tucumandinauta 2019 – Travesía de las Cumbres Calchaquíes

This image has an empty alt attribute; its file name is walk-5.pngThis image has an empty alt attribute; its file name is alta1-2.pngThis image has an empty alt attribute; its file name is desnivel-1-3.pngThis image has an empty alt attribute; its file name is distancia-1-2.pngThis image has an empty alt attribute; its file name is map-png-icon-1-1.pngThis image has an empty alt attribute; its file name is ruta-1-2.jpg
CaminataAlta dificultad3.000 metros
de desnivel
75 kilómetrosVer mapaVer recorrido
Integrantes de la Salida
  • Florencia Torlaschi
  • Patricio Arbelo
  • Marcelo Espejo
  • Marcelo Lisnovsky
  • Jorge Ruibal

En uno de los encuentros que solemos hacer para planear alguna salida interesante, surgió una idea que nos gustó a todos. El cruce del Aconquija, desde Catamarca a Tucumán, pasando por la Ciudacita. Cuando nos pusimos a averiguar los detalles nos encontramos con que la bajada por el Parque Los Alisios está cerrada porque desaparecieron los senderos por las lluvias, y no se puede bajar del lado de Tucumán.

Por otro lado encontramos una serie de exigencias por las que sólo se puede subir contratando guías autorizados por las autoridades del parque, idea con la que no concordamos dada nuestra posición en defensa del libre acceso a las montañas.

Ahí fue que Pato propuso esta travesía por las Cumbres Calchaquíes, que él ya tenía en la mira hace tiempo. La idea prendió y el grupo se fue armando. De unos 10 interesados originales, la cosa se fue depurando y quedamos 6 comprometidos. Pero sobre la hora Rosa María tuvo una lesión en una rodilla y tuvo que bajarse, con lo que quedamos 5. Pato Arbelo, Florencia Torlaschi, Jorge Ruibal, Marcelo Lisnovski y Marcelo Espejo, listos para la travesía en la última semana de Agosto.

Ver fotos de la salida

Parque Provincial Cumbres Calchaquíes

El Parque Provincial Cumbres Calchaquíes de la provincia de Tucumán, fue creado en 1965 y abarca una superficie de aproximadamente 80.000 hectáreas. Abarca toda el área por encima de los 3000 msnm del sistema montañoso de las Cumbres Calchaquíes, desde el valle de Tafí hasta el límite con la provincia de Salta, al norte.

Se encuentra localizado en su mayor parte en el departamento de Tafí del Valle, al oeste de la provincia, y en menor proporción en el departamento de Trancas y Tafí Viejo. Dentro del mismo, se incluyen propiedades privadas y una porción significativa perteneciente a la Comunidad Indígena de Amaicha del Valle.

Protege ambientes altoandinos y el límite superior de los bosques montanos (Yungas).

Según el libro Áreas protegidas de Tucumán su punto más alto es la cumbre del cerro Santa Isabel (4.740 m) pero otras fuentes de los clubes andinos de la zona coinciden en que el cerro más alto es el Cerro Alto de la Mina (4.762 m)

Si bien se mencionan diferentes picos en la zona, según lo publicado por Nicolás Kusnezov en la Asociación Argentina de Montaña, la mayoría son parte de un filo cumbrero, con una prominencia que se destaca con el resto del paisaje pero que no cumple según normas internacionales de la UIAA las características para ser tomadas como cumbre.

Solamente el Alto de la Mina y el cerro Negrito pueden ser considerados montañas de acuerdo a la definición que como mínimo debe existir una prominencia de 300 metros.

De acuerdo a la información provista por Paolo F. Saccone, geólogo del Instituto Miguel Lillo en Tucumán, las Cumbres Calchaquíes están formadas por esquistos bandeados con cuarzo y biotita y rocas metamórficas de bajo grado.

En la flora de la zona se pueden observar  diferentes plantas como el iro (Festuca ortophylla), cuernito (Adesmia crassicaulis), yareta (Azorella compacta), queñoa (Polylepis australis), azafrán (Chuquiraga spp) y micuna (Berberis spp). Aunque la especie más destacada es la conocida como “la Flora”, nombre local que recibe la Puya weberiana, una especie de bromelia endémica de Argentina, que sólo se encuentra en muy pocos lugares de Tucumán y Salta, a una altura entre 3700 y 4100 m.

Dentro de la fauna se pueden observar diferentes especies como guanaco (Lama guanicoe), chinchillón (Lagidium viscacia), puma (Puma concolor), zorro gris (Pseudalopex gymnocercus), lagarto (Liolaemus huacahuasicus), rana (Telmatobius), gallaretas (Fulica sp.), pato (Anas puna), guayata (Chloephaga sp.), gaviota andina (Larus serranus), tero (Vanellus serranus) y cóndor (Vultur griphus).

Un elemento destacado de toda esta región son las “vegas”, formaciones vegetales que en su superficie poseen una densa cubierta verde, la cual a su vez descansa sobre capas acumuladas, durante siglos o miles de años, de las mismas plantas parcialmente descompuestas (principalmente de las familias ciperáceas, juncáceas, gramíneas y una gran variedad de otras con flores vistosas). Esta acumulación de restos vegetales puede alcanzar a veces varios metros de espesor y funciona como una gigantesca esponja embebida en agua.

Debido a esta estructura, las vegas funcionan efectivamente regulando los caudales de los arroyos de montaña, al acumular agua durante los períodos de excedentes que son liberados paulatinamente, cumpliendo un rol muy relevante en el Noroeste Argentino al asegurar el suministro de agua a los valles intermontanos semiáridos. Casi todos los arroyos por encima de 3.000 msnm poseen al menos en parte de su recorrido algunas vegas, incluso muchos nacen precisamente de ellas.

Antecedentes de ascensiones en las Cumbres Calchaquíes

En el año 1940 Guillermo Rohmeder logra el primer ascenso al cerro Morado (4.674m)

El 13 de abril de 1952 se registra la primera ascensión al Cerro Negrito (4.660m) por un grupo compuesto por José Fadel y otros 10 andinistas salteños.

En el año 1954 se registra la primera ascensión al cerro Alto de la Nieve (4.660m)

De acuerdo a la información gentilmente compartida por Ulises Kusnetzov en esta zona se sabe que hubo grupos desde por lo menos 3000 años que ascendían a las cumbres calchaquíes  principalmente para la caza del guanaco. Se entiende que subían, cazaban y bajaban el animal. Por eso se pueden encontrar punta de proyectiles, parapetos y construcciones muy temporales, siempre relacionadas a vegas o lagunas por que aprovechaban cuando el guanaco se acercaba a tomar agua. En ese momento cazaban. No se sabe que hayan ascendido por otro motivo en particular, pero puede suponerse que en alguna de estas salidas de caza algunos de ellos hayan llegado a alguna de estas cumbres.

La travesía Andinauta

Marcelo fue el que 1° viajó para San Miguel de Tucumán y se encargó de comprar las garrafas para los calentadores, tarea que no le resultó tan sencilla como se podía esperar. Al día siguiente viajamos Florencia, Jorge y yo. Nos encontramos en Tucumán, recorrimos un poco la ciudad y subimos a dormir a Tafí del Valle para empezar a aclimatar un poco, mientras esperábamos a Pato que llegaba al día siguiente. Cuando nos juntamos todos en Tafí, tomamos el Aconquija y salimos para el abra del Infiernillo a unos 3.050 metros. Un viaje corto de una media hora.

Al llegar hablamos con Oscar el baqueano del lugar para pedirle permiso para cruzar su propiedad y obtener algunos datos, fundamentalmente sobre dónde íbamos a poder encontrar agua. Desde la ruta caminamos unos 700 metros y después de cruzar un primer alambre acampamos al borde de un arroyito a unos 3.100 metros (S26° 44.086′ W65° 46.315′)

Cenamos unas empanadas que habíamos comprado en Tafí y a pasar la 1a noche donde ya empezamos a sentir algún que otro efecto de la altura. Pero la oscuridad nos iba a deparar una sorpresa, un incendio que desde abajo se veía bastante preocupante en la ladera de los cerros. Por suerte el fuego estaba lejos y a la mañana pudimos ver que no representaba ningún problema para lo que pensábamos hacer. Más arriba en la planicie de Huaca Huasi íbamos a encontrar huellas claras de pastizales quemados, aunque no recientes.

Desarmamos el campamento y a eso de las 10 empezamos el ascenso por una huella de vehículo que es absolutamente clara. Esto se mantiene así hasta la base del cerro Negrito, nuestro 1er objetivo del viaje, lo que simplifica mucho la orientación. Cruzamos un 2° alambrado, el último punto donde se puede encontrar agua por un buen rato. Este sea probablemente un mejor lugar para el 1er campamento ya que está a unos 3.180 metros y a una hora de la ruta (S26° 43.497′ W65° 45.675′)

Subimos tranquilos, parando a almorzar hasta llegar a los 3.800 metros. El ascenso es bastante amable, hay que considerar que es una huella de vehículo por lo que nunca se pone demasiado empinada. A esa altura nos desviamos unos 200 metros hacia la derecha y ahí encontramos la parte baja de una vega con agua, y una buena zona de acampe (S26° 43.497′ W65° 45.675′) en una quebrada. Este ascenso nos habrá llevado unas 4 o 5 horas.

Las vegas, como fue descripto anteriormente juegan un rol fundamental en esta región, porque son prácticamente la única fuente de agua. En esta ocasión las montañas estaban casi completamente desprovistas de nieve. Vimos algún que otro manchón en alguna quebrada oculta del sol, pero nada más.

Decidimos pasar la noche ahí para seguir aclimatando. El clima durante el día, como toda la travesía, soleado y muy agradable. Pero al caer el sol la cosa se fue poniendo fría. Así que cena y a guardarse en las carpas.

Al 3er día arrancamos a eso de las 9.30. Todos con algún efecto de la altura, pero Florencia empezó a sentirse peor que el resto. Seguimos para arriba por la quebrada en la que estábamos y al poco rato volvimos a encontrar la huella de vehículos que veníamos siguiendo. A la hora y media de haber salido, encontramos la zona conocida como Peña Grande, a unos 4.100 metros. Es la parte media de la vega que sigue más hacia arriba, pero mejor lugar para acampar (S26° 41.352′ W65° 45.380′)

Ahí armamos el 3er campamento y seguimos, ya sin mochilas, para intentar el Negrito. Marcelo L decidió quedarse para ir aclimatando. Los demás fuimos saliendo siguiendo la misma huella que nos había traído hasta el campamento. Es un camino que mezcla pendientes moderadas con tramos un tanto más planos. Saliendo de la quebrada se encuentra una planicie larga y de una inclinación suave que lleva hasta la base de la pirámide final del Negrito. En el medio se pasa por una apacheta muy marcada que es el punto de desvío para ir hacia la planicie de Huaca Huasi.

Yo había salido un rato antes y paré a almorzar mientras esperaba a que los demás llegaran. Pato y Jorge aparecieron al rato y veíamos a Florencia que venía bastante retrasada, señal que no se estaba sintiendo bien. Nosotros seguimos hasta el final de la huella, donde tomamos una rampa bastante más pronunciada que nos llevó hasta la cumbre del Negrito (S26° 41.061′ W65° 43.210′) fácilmente reconocible por las antenas que hay instaladas. Según todas las referencias está a 4.660 metros, aunque el GPS nos marcó un poco menos.

Llegada, abrazos, fotos de cumbre. Muy lindas las vistas. Aprovechamos para tratar de identificar la ruta a nuestro siguiente objetivo y nos metimos un rato en el refugio que hay en la cumbre. Firmamos el libro y nos quedamos un rato adentro a cubierto del viento, antes de emprender la vuelta. Es una pena la cantidad de basura y elementos en desuso que hay en esa cumbre. Contaminación visual y ambiental que esperemos que dentro de los planes conservación del Parque consideren limpiar.

En total nos llevó unas 2 horas y media llegar desde el campamento a la cumbre, y una hora y media volver bajando a un ritmo tranquilo. Florencia tuvo que volverse antes porque estaba descompuesta. Llegamos, un rato de relax, cena y a dormir.

El plan era al día siguiente levantar el campamento y seguir la travesía hacia la quebrada del Matadero, pero Florencia no se levantó bien, así que ajustamos los planes y decidimos quedarnos un día más en Peña Grande para ver si se podía recuperar. Marcelo L se sentía mejor aclimatado y aprovechó y salió solo a intentar la cumbre del Negrito, cosa que pudo concretar para alegría de todo el grupo.

Los demás nos quedamos descansando y aprovechamos para lavar un poco la ropa y hacer higiene personal en un agua bien fresca. Lamentablemente Florencia no se pudo mejorar, así que cuando Marcelo volvió de la cumbre del Negrito decidimos que al día siguiente ella iba a empezar a bajar acompañada de Pato. Si se sentía bien Pato volvía y seguía sola. Si no Jorge bajaba con ella todo el camino.

A la mañana siguiente se sentía un poco mejor. Nos despedimos y salieron con Pato que a la hora y media estaba de vuelta porque Florencia se fue mejorando en la medida que empezó a bajar y pudo llegar sin problemas hasta el Infiernillo y de ahí a Tafí, donde se quedó paseando un poco y esperándonos.

Los demás desmontamos el campamento y arrancamos, repitiendo parte de la ruta que ya habíamos hecho hasta la apacheta. Ahí nos desviamos a la izquierda siguiendo una senda, ya no tan marcada, hacia un filo (S26° 40.816′ W65° 44.537′) por una pendiente tranquila. Al llegar se abrió adelante la enorme planicie de Huaca Huasi, al fondo de la cual está la quebrada del Matadero.

Esta altiplanicie está modelada por la glaciación, e incluye en ciertas épocas del año hasta unos veinte cuerpos de agua, desde pequeños charcos hasta lagunas de varias hectáreas, de pocos metros de profundidad. Además de arroyos, vegas y ciénagas. En nuestro caso sólo encontramos agua, poca, en la laguna de Huaca Huasi y en la vega en la que acampamos.

Es un paisaje de lomas redondeadas cubiertas de pastizales amarillos. Es muy lindo e impactante por su extensión y por el fondo de las Cumbres Calchaquíes que se elevan hacia el Norte.

Paramos a almorzar y seguimos apuntándole a un manchón de nieve que se veía en una quebrada sobre una ladera al Norte. Un terreno casi plano, con un ligero declive y ya con la huella mucho menos marcada. Pasamos una 1er aguada seca y más adelante nos encontramos con la laguna Huaca Huasi, llena de guanacos abrevando. La laguna estaba bastante seca, solamente manchones de agua separados.

Muchos grupos de guanacos y algún que otro cóndor fueron compañía constante durante toda la travesía. Siempre atentos frente a nuestra aparición y corriendo a una velocidad envidiable en la medida en que nuestro camino se acercaba a donde ellos estaban. Otras especies de pájaros y un grupo de vacas cuando íbamos hacia la laguna de los Amaicheños fue toda la fauna que nos cruzamos.

Dejamos la laguna atrás y encontramos de nuevo una huella de vehículo que seguimos un rato, hasta desviarnos a la derecha y encarar el manchón de nieve que se veía muy claro. Bajamos un poco por un terreno algo quebrado y llegamos finalmente a la quebrada del Matadero donde por suerte había agua abundante. El terreno ya no tan bueno para acampar, pero de algún modo encontramos dos lugares para poder montar las carpas (S26° 38.549′ W65° 44.472′) En este campamento estábamos a unos 4.320 metros de altura, por lo que las noches fueron haciéndose más frías todavía.

Esa noche Jorge y Marcelo nos comentaron que sentían que se sentían más que satisfechos contentos con el esfuerzo hecho. Pero que estaban al límite y preferían volverse al día siguiente deshaciendo el camino que habíamos hecho. Así que el grupo se volvió a separar.

A la mañana Pato y yo arrancamos tipo 8.30 con la idea de completar algunas de las 4 cumbres principales. Nos despedimos de Jorge y Marcelo que se quedaron desarmando su campamento y emprendieron el regreso. Les costó encontrar la huella poco marcada que habíamos seguido para llegar hasta la quebrada del Matadero. Pero la referencia del Negrito los fue ayudando para no perderse, aunque se desviaron bastante hacia la izquierda, apareciendo en un lugar del camino al Negrito donde hay una cruz que debe recordar a algún montañista. A partir de ahí ya estaban en la huella de vehículo así que bajaron sin problema, aunque como iban tranquilos decidieron acampar en Peña Grande y bajar al observatorio de Ampimpa al día siguiente.

Nosotros con Pato encaramos la quebrada donde estaba el manchón de nieve, cruzándolo por la izquierda y después subimos por un acarreo bastante empinado, pero no muy largo. Después fuimos faldeando unas elevaciones que dejamos por nuestra izquierda y adelante nos apareció un filo con mucha piedra y varias pequeñas cumbres. La 3ª resultó ser la del Santa Isabel, con una pirca muy importante, a la que llegamos unas dos horas después de haber salido del campamento. Esta ante cumbre está a unos 4.730 metros de altura (S26° 37.539′ W65° 43.730′)

Nuestra idea era ir desde ahí hasta el Alto de la Mina, para lo que teníamos que bajar a un collado (S26° 37.179′ W65° 43.706′) a unos 4.690 metros y de ahí seguir el filo que lleva al punto más alto delas cumbres Calchaquíes. Bajamos, subimos el filo pero no nos dimos cuenta que este nos impedía ver la cumbre a la que queríamos ir. Por lo que nos pasamos de largo y nos encontramos con un 2° collado (S26° 36.577′ W65° 43.520′) a unos 4.650 metros, que no teníamos previsto.

Del otro lado veíamos una cumbre que supusimos erróneamente que era la principal del Alto de la Mina. Bajamos y volvimos a subir para llegar a una pirca bastante chica. Ahí nos dimos cuenta de nuestro error y que nos habíamos pasado de largo y subido el Alto de la Mina Norte (S26° 36.348′ W65° 43.398′) de 4.730 metros. Desde ahí pudimos ver hacia el Sur la cumbre a la que habíamos querido ir.

Como nos sentíamos bien decidimos bajar, faldear el filo que habíamos seguido y encarar la subida final, corta y sencilla para llegar finalmente al Alto de la Mina (S26° 36.892′ W65° 43.269′) que con sus 4.770 metros es el punto más alto de toda la cadena.

Del otro lado de una quebrada veíamos la cumbre de otra de las prominencias del filo, también con antenas en su parte superior como el Negrito y el Morado, y una huella de vehículo muy marcada para llegar. Dada la hora, ya pasado el mediodía decidimos dejarlo para mejor oportunidad. Almorzamos en la cumbre, donde estaba muy agradable, casi sin viento y cerca de las 13.30 emprendimos la vuelta. Faldeamos por la derecha del Santa Isabel y bajamos sin mayores problemas hasta el Campamento donde llegamos a eso de las tres y media de la tarde, cansados pero muy contentos.

De día con sol estaba en general muy agradable, pero las noches fueron bastante frías. Cuanto más altos los campamentos, más se sintió. Por eso todas las cenas incluyeron alguna sopa caliente y esta vez probamos con unos alimentos liofilizados que nos resultaron muy bien. Muy livianos, menos de 100 gramos la bolsa y fáciles de preparar, solo hay que hervir agua y dejarlos que se hidraten. El sabor es bastante aceptable.

El día siguiente era bastante desafiante porque no teníamos ningún track en el GPS para ir hasta la laguna de los Amaicheños. Habíamos visto parte de la ruta desde la cumbre del Negrito, pero no estábamos totalmente seguros de que nos íbamos a encontrar. Una vez más desarmamos campamento y salimos remontando la quebrada del Matadero, siguiendo la vega por un terreno accidentado, con mucha agua congelada y montículos que hacían incomodo caminar. Fuimos siempre hacia la izquierda para no meternos en alguna quebrada equivocada.

Una caminata larga con un declive suave pero que nunca nos terminaba de mostrar que había del otro lado. Siempre siguiendo por la izquierda, pasamos el final de la vega (S26° 37.817′ W65° 45.333′) nos encontramos una apacheta que nos indicó que íbamos por buen camino (S26° 37.141′ W65° 45.490′) y decidimos flanquear por la izquierda de un morro pasando por un lugar donde había como unos 10 cóndores volando para finalmente llegar a un filo desde el cuál pudimos ver a lo lejos la laguna, totalmente seca.

Esto nos generó un poco de inquietud porque si no encontrábamos agua teníamos que cambiar de plan y decidir cómo seguíamos. Desde ese filo nos hubiera convenido más retroceder un poco hacia abajo a la izquierda para agarrar una quebrada que lleva directo a la laguna, pero fuimos bajando hacia la quebrada que estaba adelante, un poco más empinado, y enseguida pudimos ver que había una vega con agua adelante, lo que nos tranquilizó mucho.

Encontramos un lugar para acampar (S26° 35.688′ W65° 45.583′) a unos 500 o 600 metros de la laguna y nuevamente a unos 4.340 de altura. No muy plano, pero aceptable siendo la última noche. Pato decidió ir a escalar el Morado mientras yo me quedé armando el campamento.

El ascenso fue sin complicaciones, tal como se veía desde el Campamento. Cruzó la laguna sin perder demasiada altura pasando por la izquierda de una lomada y de ahí subió por una rampa muy clara que llega prácticamente hasta la cumbre donde hay una antena y una construcción bastante grande rodeada de una enorme pirca, que le sirvió de refugio porque había bastante viento en la cumbre. En menos de 3 horas estaba de vuelta en la carpa.

El día siguiente resultó ser el más largo de todos. Desarmamos el campamento y arrancamos tipo 9.30. Queríamos llegar a la ruta no más allá de las 17 para poder tomar el micro para Tafí del Valle sin esperar al de la noche. Pero salimos mal. Nos habíamos imaginado que se bajaba por una quebrada muy franca que llega a la laguna. Bajamos 100 metros y ahí, al consultar el GPS vimos que el camino era por otro lado. A remontar la quebrada y buscar el camino que salía por arriba del campamento, subiendo un filo y de ahí una larga caminata por un terreno bastante llano. En un momento llegamos a una quebrada donde pensamos que comenzaba el descenso, pero en realidad la cruzamos y seguimos más o menos a la misma altura hasta llegar a una marca muy clara, conocida como el asta de Bles, hecha con huesos de animales.

A partir de ahí empieza un descenso muy pronunciado y con unas vistas espectaculares, con nubes tapando el valle abajo nuestro. Por un muy buen rato pudimos seguir una senda bien marcada con apachetas hasta que unos 300 metros sobre el final de la pendiente perdimos la referencia y terminamos bajando como pudimos en medio de los espinillos. Duro, pero finalmente llegamos a un terreno de una pendiente mucho más amable y lleno de cardones. Lo fuimos transitando atravesando hondonadas, incluyendo una con agua, buscando la alameda que se veía más adelante.

Cuando llegamos a la Alameda encontramos una casa en la que no había nadie y algunos corrales. Fuimos por el lado derecho bordeando un arroyo, cruzamos una tranquera y finalmente llegamos a un puesto que se llama Los Sauzales. Ahí si encontramos gente que muy amablemente nos dejó cruzar su propiedad y nos indicó el camino por el que llegan con vehículos. Cuatro interminables kilómetros en zigzag, con algunas construcciones desperdigadas, hasta llegar a la ruta a eso de las 18.30.

Paciencia para esperar el micro que pasaba después de las 20.30, llamadas para contar que ya habíamos bajado y averiguar dónde estaban nuestros amigos en Tafí y ver si conseguíamos que alguien nos llevará antes del micro. Finalmente tuvimos suerte, y cerca de la hora de llegada del micro una persona de Colalao nos subió y llevó en su auto hasta Tafí, donde nos esperaban Florencia, Jorge y Marcelo con unas riquísimas empanadas y un buen vino, además de esa reconfortante ducha caliente y de la cama con colchón.

Así terminó nuestra travesía de las cumbres Calchaquíes.

Recorrido Recomendado

Día 1:

Salir de Tafí del Valle hasta el Abra del Infiernillo y desde ahí caminar hasta el 2° alambre para acampar ahí (S26° 43.497′ W65° 45.675′)
Aproximadamente 3 km y 150 metros de desnivel.

Día 2:

Subir hasta Peña Grande y montar campamento (S26° 41.352′ W65° 45.380′)
Aproximadamente 5,5 km y 900 metros de desnivel.

Día 3:

Ascenso al Negrito y vuelta a Peña Grande (S26° 41.061′ W65° 43.210′)
Aproximadamente 6,8 km y 500 metros de desnivel.

Día 4:

De Peña Grande hasta la quebrada del Matadero (S26° 38.549′ W65° 44.472′)
Aproximadamente 8 km y 200 metros de desnivel.

Día 5:

Ascenso al Alto de la Mina (S26° 36.892′ W65° 43.269′) y otros puntos de esa cadena. Se puede intentar hacer la herradura completa (4 cumbres) que son unos 14 kilómetros.

Día 6:

De la quebrada del Matadero a Laguna de los Amaicheños (S26° 35.688′ W65° 45.583′) Se puede intentar el ascenso al cerro Morado (S26° 34.523′ W65° 44.372′) al llegar.
Son 7 km sin contar el ascenso al Morado. Unos 4 km adicionales si se intenta el ascenso.

Día 7:

Descenso desde Laguna de los Amaicheños hasta la ruta.
Son unos 14 km descendiendo 1.800 metros.

Ver fotos de la salida

Travesía en Wikiloc

2 comentarios sobre “Tucumandinauta 2019 – Travesía de las Cumbres Calchaquíes

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *